El 23 de agosto de 1915, a 36 años de la invasión de los chilenos por mar, irrumpen los cielos mollendinos por primera vez y en plena alborada aviatoria de osadía, empuje y coraje a nivel mundial, los monoplazas Tucapel y Valparaíso, similar al Bleriot XI francés, en una segunda visita, esta vez de "cortesía", para la oportunidad a cargo del intrépido aviador mapochino Clodomiro Figueroa Ponce.

Tras una serie de temerarios vuelos que asombraron a incrédulos citadinos que ven con mucha ansiedad y muda expectación, mientras el crujir de la máquina voladora invadía el ambiente en el improvisado campo de aterrizaje apelmazado con agua de mar en el boulevard Las Huertas, pero algo insólito ocurrió en aquel día de invierno, luego de decolar el Tucapel. Una señora totalmente desubicada, atraviesa descontroladamente las pistas para llegar al otro borde, ella cargaba un bebé en un brazo y a la vez jalaba a otro niño de dos años, cuando fueron atropellados. Murió el niño a causa de las lesiones. Esta tragedia consternó a los pobladores que acudieron a este novedoso evento. Luego se aclaró que no fue culpa del piloto sino de la señora. Aún así, el alcalde Luis Bustíos Recabarren y la prensa porteña celebraron este acontecimiento aéreo impresionante e histórico, se iniciaron los vuelos tripulados.

Posteriormente el quillotano Figueroa se dirige hasta el muelle N° 1 para luego embarcarse con sus naves desmontadas en el vapor peruano Ucayali rumbo al Callao, para seguir realizando demostraciones aéreas en Lima.

Debemos recordar que antes el piloto chileno que gozaba de admiración en su país, hizo demostraciones en Arequipa; Bolivia no aceptó su participación.

El 4 de noviembre de 1929 llega el primer avión correo para el servicio de carga y pasajeros; un monoplano de la aerolínea Faucett, es el Stinson Detroiter con alas de lona naranjada y cabina para seis asientos, piloteando por el aviador Elmer J. Faucett Clark, de la ruta Santiago-Arica-Arequipa-Lima con escalas en varias ciudades costeñas entre ellas el puerto de Mollendo.

Despertaron enorme revuelo entre los mollendinos e inclaneños de la época, este novedoso vehículo de madera y hélice de aluminio hace retumbar su motor radial Wright de 220hp, en el incipiente campo aéreo del barrio Inclán. Sus ocasionales pasajeros eran agentes de la "high life".

Esta nave es idéntica a la que empleó Charles Lindberg en 1927 en su legendario vuelo sin escalas desde Long Island, Nueva York a París, conocido como el "Spirit of Saint Louis", con un motor Curtis Wright de 100 millas hora.