MARÍA TERESA BASURCO
Una mujer benefactora

Esta ilustre matrona mollendina, defensora de la fe, del trabajo y de la infinita caridad, nació en Arequipa el 6 de octubre de 1888 siendo sus padres don Gerardo Basurco y doña María Peralta, quienes tuvieron once hijos.
A muy temprana edad ella y sus padres se trasladan al otrora puerto de Mollendo donde vivirá para siempre junto a su hermana María Nicolasa Basurco, de allí su designación de mollendina, porqué fue la tierra que la cobijó y a la que tanto amó.
Llevaba en lo más profundo de su corazón el sentimiento de solidaridad, de ayuda a los desposeídos de la vida, luchando a diario contra las adversidades que se le presentaban debido a la indiferencia de la gente, toda la obra de bien social sirvió para que esta dama de gran serenidad conculcara a las personas de su entorno entre ellas sus hijas Dorita y Elena Arenas Basurco así como a su nieto Edmundo Pepper Arenas.
El padre Alfonso Castro manifestaba: Su alma parece tallada en diamante, irradiaba luz y fortaleza, como ungida con el cargo de Ministra de la Tercera Orden Franciscana de este puerto, debido a su profunda devoción al pobrecillo de Asís, afronta la Dirección del Comité Pro-obras franciscanas para la construcción de la grandiosa obra de la Iglesia, Convento y Colegio Franciscano, donde hoy se cobija la infancia masculina, ávida de sólidos principios de moral y honradez”.
El 13 de junio de 1955 se inaugura el Colegio San Francisco de Asís y dos años después abre sus puertas el 12 de octubre de 1958 la Capilla Franciscana, no olvidemos que las obras empezaron en 1952.
Fray Carlos Caselli Ibáñez, franciscano Director y promotor de las obras en su ensayo sobre el franciscanismo de Mollendo dice: Merece, en esta fecha de evocación franciscana, un recuerdo especial y el tributo de nuestro reconocimiento, la Sra. María Teresa Basurco, ella supo interpretar nuestro anhelo de bien a este querido puerto y, como buena franciscana que siempre fue nos alentó grandemente en las obras.
La señora María Teresa Basurco es distinguida por la Santa Sede en Ciudad del Vaticano con la Bendición Papal, por Pío XII y por la Curia Generalicia de Roma el 30 de agosto de 1957 con la Condecoración de Afiliación a la Primera Orden Franciscana, distinción que se otorga por vez primera a una dama de Mollendo, ella fue la principal activista de las obras.
Dama sublime y heroína silenciosa, como dice el padre Castro, no habría más homenaje que el amoroso recuerdo en los que rodearon su existencia, se desvelaba por los marginados de la sociedad, la ayuda que ella brindaba a la juventud mollendina por salir a enfrentar su destino en una marcada época en se vivía en Mollendo el fantasma de la amenaza de desaparición que cernía sobre este pueblo estoico.
La señora Estela Mafuelo de Bouroncle opinaba: María Teresa tuvo en la historia de Mollendo un papel preponderante, dada la humildad franciscana tan arraigada en su alma noble y sentimientos delicados, que al llegar los padres franciscanos en 1924 y al ocuparse de la fundación del Colegio en 1955 y debido a su celo y a su espíritu de lucha el comité siguió laborando solo, pero la tenacidad y el gran cariño a las obras logró seguir adelante.
La Señora María Teresa Basurco Peralta fallece en la mañana del 6 de octubre de 1968 en Mollendo, justo en el día y mes que cumplía 80 años, (1888-1968), la muerte de esta gran benefactora fue muy sentida en el puerto, sus restos fueron acompañados por las autoridades, y el pueblo sobre todo que no se resignaba por la partida de esta noble y apreciada dama, aquella que en vida aplacaba las tristezas y angustias del prójimo.
Aquí las palabras del padre Alfonso Castro: Ella es como un remanso de paz…la primavera de su espíritu floreció siempre como una rosa fragante, por eso su vida terminó en una mañana de luz, suave y lentamente, como va desojándose la flor cuando la savia ya no lo sustenta.
En la actualidad sus restos están en el mausoleo de la familia al ingreso del lado derecho del cementerio de la ciudad.
Un aporte del historiador mollendino Enrique Chávez Jara